Nosotros

Sobre Nosotros

Hola. Soy James. El tipo detrás de Evasión Grupo Explora. Vivo en Valencia, con Ángeles—mi esposa, mi brújula, la que me baja a la realidad cuando empiezo a flotar—y nuestros dos pequeños terremotos, de 1 y 2 años. Trabajo remoto, agencia de marketing, bla bla bla. Lo típico que, hace unos años, sonaba como la receta perfecta: más tiempo libre, viajes, tardes de parque y desayunos sin prisas.

¿La realidad? Ja. El trabajo se metió en la casa como una gotera imposible de tapar. Un email por aquí, una reunión por allá, y de pronto la “libertad” de trabajar en pijama era solo otra forma de estar siempre disponible. Mientras tanto, los críos pegados a la tele, porque claro, ¿cómo sacas adelante una campaña con un bebé tirándote del pantalón y otro trepando la silla? Ah, y todo esto con el Mediterráneo a 20 minutos y la Sierra Calderona asomándose por la ventana. Ironía fina.

El golpe me lo dio Ángeles, cómo no. Un día suelta, entre un biberón y un juguete perdido: “Te vas a arrepentir si sigues así.” Y zas. Me quedé clavado. Porque tenía razón. Me estaba perdiendo todo. Primeras palabras, primeras locuras, primeras peleas absurdas por un coche de juguete. Yo, frente a una pantalla. Ellos, frente a otra.

Y la culpa, claro, siempre ahí. En Navidad, cenando con la familia de Ángeles, mi hijo mayor estaba desatado: cubiertos volando, empujones, risas nerviosas de “qué niño tan movido”. Hasta que, rendidos, pusimos Paw Patrol. Y entonces, la prima perfecta suelta: “Cuando tenga hijos, nunca los pondré frente a la tele.” Ya. Claro. Mucha suerte con eso. Pero igual, la punzada la sentí. Esa que vuelve cada vez que enciendo la tele para cocinar, para limpiar, para respirar cinco minutos sin alguien trepándome encima.

Así que un día dije basta. No un “basta” épico, con música de fondo y discurso motivador. Solo un “hasta aquí”, bajito, para mí. Y nació Evasión Grupo Explora. No como un proyecto súper planeado, sino como una excusa. Una coartada para desconectar. Un blog donde documentamos las escapadas, grandes o ridículas. A veces es un paseo por la playa al atardecer. A veces una caminata de dos horas con pataleta incluida y galletas pisoteadas. Pero cada vez que salimos, la casa se queda callada y la cabeza también.

No es solo por los niños, ojo. Es por todos. Necesitábamos desconectar juntos, como familia, o esto se nos iba de las manos. Así que compartimos nuestras aventuras, no para dar lecciones, sino porque, si alguien como yo—adicto al móvil, esclavo de las notificaciones—puede apagar todo y largarse a la montaña, cualquiera puede.

Bienvenidos a Evasión Grupo Explora. No esperes guías perfectas ni fotos de revista. Pero si buscas un empujón para salir de la rutina y volver a sentir que el tiempo no se te escurre entre correos y dibujos animados, estás en el sitio correcto.